A lo largo de tu vida, vas a necesitar sí ó sí la mano de un buen abogado para acompañarte en alguna situación (esperemos que sea leve y se resuelva pronto), y créeme, no vas a querer que sea chusquero, que le sea indiferente el resultado, que tengas que le tengas que pedir audiencia como si fuera el Papa Francisco (tocayo del suscribiente, por cierto) ó que te tarifara por minutos, sin tener certeza del resultado.
Las pautas ó recomendaciones en las que yo mismo me fijaría si tuviera que elegir bien un abogado, al que confiar mi situación, son las siguientes:
Buscaría en primer lugar por supuesto que fuera lo más especialista posible en la materia, y mostrara una mínima soltura en la situación que le presente. Si te han recomendado a alguien, investígalo bien. Sus reseñas en Google, sus redes, su web… etc. Prefiero que me lleve mi divorcio un abogado que sólo lleve divorcios a uno que toque civil, penal, laboral, contencioso, mercantil y hasta haga sus pequeñas incursiones en la jurisdicción militar. ¿razonable, no?
En caso de no ser posible, sobre todo en despachos pequeños, donde a veces no resulta posible vivir solo de lo que te gusta llevar ó de lo que mejor se te da, sí será imprescindible que el abogado muestre herramientas, disposición a encontrar soluciones y en definitiva ACTITUD con C, porque al final los asuntos se estudian y salen adelante.
Dependiendo del asunto, buscaría a alguien que empatice con mi problema y no sea un témpano de hielo, soso, distante y frío. Mínimamente amable y cercano. No es lo mismo que tenga que reclamar 2.000 euros en un Juzgado porque me han dejado de pagar una factura ó que pueda estar especialmente afectado por la situación.
Nada tiene que ver: No es comparable una situación como la anterior a otras más penosas e inquietantes, como puede ser un divorcio contencioso con hijos sufriendo de por medio, aparte de ti, un desagradable asunto penal, ó bien si llego en estado de duelo a gestionar la herencia de mi madre ó a hacer el impuesto de sucesiones y la plusvalía para que no se me pase el plazo de los 6 meses (en Andalucía ese es el plazo).
La herramienta de trabajo del abogado es la confianza del cliente y es necesario que exista una mínima química entre ambos, no es necesario un supermatch en Tinder, pero para que la relación cliente abogado funcione, sí es necesario que el cliente confíe en el profesional, y viceversa. Buscaría quedarme tranquilo al salir de la puerta del despacho ó al pulsar el teléfono de colgar en Zoom, Google Meet ó Whatsapp video habiendo dejado encargado mi asunto ó al salir de la consulta con una respuesta ó enfoque jurídico.
Hablando de las video consultas ó reuniones por Zoom y análogos: tampoco está de más que el abogado sea amigo de las nuevas tecnologías, la automatización y gestión de procesos y de la inteligencia artificial y las utilice al servicio del cliente, para evitarle desplazamientos, reuniones estériles ó esperas innecesarias en el despacho. Es un plus, lógicamente, pero siempre es bienvenido: más en una profesión donde abunda tantísima ranciedad y formalismos, más aún en abogados expertos y veteranos con bibliotecas llenas de jurisprudencia desactualizada en polvorientos tomos de Aranzadi.
Atención razonable: Lógicamente y como refería al inicio, una de las cosas que trataría de dejar claro es la forma de comunicación y atención, en la primera cita, de cara al espacio de tiempo que va a llevar la tramitación del asunto (serán meses ó años, en función de los lamentables plazos de la justicia, ya que el abogado no es ministro, es profesional al que le pago.
Aunque no pueda atenderme inmediatamente por teléfono -de hecho si el abogado necesita concentración en un asunto, lo primero que hará será evitar llamadas ó posponerlas para devolverlas todas juntas, sí recibir contacto antes del final del día ó a unas malas en un plazo de 24/48 horas, salvo urgencia.
Sí querría una buena evaluación de mi asunto con información veraz y a ser posible incluso, visión de los distintos escenarios algo pesimista, puesto que en derecho, las aventuras procesales pueden salir muy caras y las derrotas por imprudencias y experimentos acarrean consecuencias, que al final las pagaré yo de mi bolsillo, si se me impone una condena en costas, ya que los honorarios del abogado y procurador contrario, me los comeré con patatas.
Por eso es mejor que el abogado te quite “pájaros” de la cabeza, apueste en primer lugar por agotar las soluciones extrajudiciales y calcule e informe de los riesgos que conlleva la interposición de una demanda, en caso de que se vea como única salida el uso de la vía judicial.
Tema peliagudo: el de los honorarios de un abogado.
Absolutamente imprescindible el acordar unos honorarios cerrados en hoja de encargo, ya sean mas altos ó más bajos, pero no quiero sorpresas luego.
Como hemos dicho al inicio, casi todos vamos a necesitar un abogado a lo largo de nuestra existencia en este conflictivo planeta tierra, pero tampoco debería ser el pan nuestro de cada día para la mayoría de los mortales. Al final, divorciarnos: nos divorciaremos una vez ó dos ó 3 a lo sumo, salvo que para ti el matrimonio sea como ir a cortarte el pelo y le hayas cogido gusto a los convenios reguladores. Entonces te recomiendo que sí busques una tarifa plana. Herencias… pues herederos no deberíamos de ser de más de nuestros padres, y de algún tío soltero…
Es decir, no estamos hablando de unos servicios fijos y recurrentes que utilicemos en nuestro día a día y sobre los que pueda verse especialmente afectada nuestra economía a largo plazo. Cuando un asunto mal llevado, sí puede acarrear consecuencias para el resto de nuestra vida. Imaginemos un divorcio mal llevado, un problema de una linde con el vecino mal resuelto, una incapacidad laboral mal gestionada y que no sea reconocida con el establecimiento de la consecuente pensión.
Todo profesional que tenga un mínimo de consideración y un alto porcentaje de
éxito en su trayectoria profesional, no va a ser barato, te lo adelanto. Y si es barato, como dice el refrán, puede salir caro y bastante. Si estás dispuesto a asumir el riesgo, adelante. Incluso si te planteas asistir a la justicia gratuita, te tocará un letrado aleatorio de los miles que estén dados de alta en el Turno de Oficio. Es como si confiaras tu futuro a la ruleta. Los hay magníficos e implicados y los hay absolutamente lamentables, para qué nos vamos a engañar.
Mi recomendación es que no escatimes demasiado en los honorarios y pongas el foco en solucionar bien tu problema, sobre todo si estos no son disparatados. Antes de concertar los servicios con otro abogado que no te proporcione lo que aquí venimos tratando ó solicitar un letrado de oficio, si te ha gustado y te has sentido cómodo y con confianza, estudia las posibilidades de acceder a su presupuesto, y solicítale facilidades de pago, si las necesitas. En caso de poder hacer frente al presupuesto con holgura, solicita descuento por pronto pago del presupuesto. Normalmente es un ganar-ganar.
Igualmente, para el caso de empezar a trabajar, firmar esa hoja de encargo y abonar aunque sea la provisión de fondos, querré saber plazos, sobre todo los que estén en mano del abogado, en especial el tiempo de ejecución del trabajo encomendado por parte del letrado: la redacción y presentación de una demanda, un escrito, un contrato, un contacto con la otra parte… etc. Los irrisorios plazos de la justicia ya son tema aparte sobre el que; en la mayoría de las veces; el letrado no tiene el más mínimo poder de influencia.
Espero poder haberte dado algo de luz a la hora de elegir bien a tu abogado. En Divorcios Sevilla, velamos día a día por mejorar estas virtudes ó requisitos que buscaríamos en un profesional que tuviera que defender nuestros intereses cuando nos encontremos con un problema.
Puedes contactar con nosotros ó recomendarnos a tus contactos para ver si a nos interesa trabajar juntos. No somos ni los peores, ni los mejores. Ni los más baratos, ni los más caros, pero te ayudaremos para que te vayas contento/a y nos recomiendes a tu familia, amigos y conocidos. El boca a boca siempre será el arma más poderosa para el crecimiento profesional de un abogado. Gracias por leer.